ÁGORA TEATRAL
  LOS VOLUMENES DEL HOMBRE
 

LOS VOLUMENES DEL HOMBRE, LAS FORMAS DEL GENIO
Museo Soumaya, Enero 2010
 
Texto y Fotografía:
Eugenia Galeano Inclán

 Si decidimos ir al teatro nos parecerá lógico consultar las carteleras publicadas. Lo más probable es que no se nos ocurrirá revisar qué hay en los museos, sin embargo, las opciones que ofrece nuestra ciudad son tan diversas que tendremos que acostumbrarnos a ampliar nuestras búsquedas. En una de las salas del Museo Soumaya dedicada a esculturas se presenta una obra bajo el mismo título de la exposición: Los Volúmenes del Hombre, las Formas del Genio, un montaje inspirado en Auguste Rodin, su obra y sus mujeres.
 
François-Auguste-René Rodin nació en París en 1840, cursó sus estudios en la Escuela de Artes Decorativas de París, un colegio ajeno a las bellas artes y, por lo mismo, menospreciado por los artistas de la época. Rodin dedicó gran parte de su juventud a adquirir conocimientos sobre anatomía, los cuales en su momento provocarían envidia y descontento de los escultores que eran reconocidos por la Academia de Bellas Artes de París. Su escultura La Edad de Bronce (1875) fue objeto de escándalo, su perfección era tal que se rumoraba que los moldes habían sido sacados del cuerpo del modelo y no de arcilla. Rodin se sintió deshonrado por tal acusación, pero con ayuda de amistades influyentes logró salir airoso de la situación y, además, supo aprovechar la fama adquirida para colocarse entre los artistas más relevantes de la capital francesa.
 
Tras haber revolucionado la escultura en el siglo XIX, en la historia del arte se le denomina como “el primer moderno”, toda vez que logró dejar atrás más de dos siglos de búsqueda de la mimesis en las artes tridimensionales y dar un nuevo rumbo a la entonces obsoleta concepción de monumentos y esculturas públicas. Su obra denota la fuerza y la pasión que lo caracterizaban. ¿Quién no conoce El Pensador o El Beso? Tal vez sean éstas las figuras más difundidas pero su acervo es inmenso y tiene muchísimas más de igual trascendencia. Rodin era un gran admirador de la belleza en todas sus formas y un incansable trabajador –cuando estaba esculpiendo algo le bastaban dos horas al día para dormir– y también podía olvidarse de comer.
 
Conoció a Rose Beuret cuando ella tenía 18 años, la enamoró y vivieron juntos sin casarse. Rose admiraba y amaba profundamente a Rodin. El era el centro de su universo y dedicó toda su energía para hacer que Rodin se sintiera cómodo, consentido y halagado en su hogar, donde todo estaba limpio y ordenado. Su intención era ofrecerle un remanso de paz donde relajarse tras sus arduas jornadas de trabajo. No obstante su carácter recio y su carencia de amabilidad, Rodin disfrutaba de todas las atenciones de su mujer, a sabiendas de que afuera él era totalmente libre y que la abnegación de Rose no le permitía hacerle reproche alguno.  Convivieron en armonía durante más de veinte años.
 
Un amigo escultor tuvo que viajar a Roma y pidió a Rodin que se encargara del curso que impartía a principiantes escultoras. Fue ahí donde Rodin conoció a Camille Claudel. La personalidad y el talento de su pupila impactaron fuertemente a Rodin. A pesar de la diferencia de edades (él tenía 43 años y ella 18), se enamoró de Camille, quien se burlaba de ese amor, lo trataba con desdén y hasta se fue a vivir a Inglaterra para no sentirse abrumada por las habladurías de la gente. Rodin sufrió su ausencia y le enviaba cartas para hacerla regresar. En una de las cartas (que ahora se encuentra en el Museo Rodin de París), Rodin le confesaría “mi alma te pertenece”. Al cabo de un tiempo, Camille volvió y dieron inicio a una apasionada y tormentosa relación de amor–odio, empañada por los celos profesionales y por la exigencia de Camille de abandonar a Rose, a lo que él nunca accedió pues a su modo quería a Rose y apreciaba su devoción incondicional. La relación Rodin / Camille duró quince años, en los cuales Camille fue perdiendo la razón.
 
Juan Monterrubio recrea los sentimientos de Auguste, Rose y Camille en Los Volúmenes del Hombre, las Formas del Genio y les permite expresarlos a través de monólogos en un entorno por demás idóneo –la sala donde se exhiben las esculturas de Rodin y de Camille–, dentro de un montaje interdisciplinario en donde se pueden admirar el arte, el teatro, la danza y la música. Con un ritmo bien estructurado y un vestuario majestuoso nos ofrece un atisbo a la vida privada de Auguste Rodin y sus mujeres, para conocer las diferentes formas en que cada uno de ellos entiende el amor. Muy acertado el trabajo de Monterrubio en sus dos vertientes:  como dramaturgo y como director.
 
De muy buen nivel el desempeño actoral de Manuel Cepeda (Rodin), Dense Castillo (Camille Claudel), Genny Galeano (Rose Beuret), Alan Ramírez Ayón (Burgués) y Darling Lucas (Cocó). Los bailarines que asemejan las esculturas son Cristian Gómez o Luis Bravo y Rebeca González. La ambientación musical está a cargo de un primer violín ejecutado por Mariana Braun o Sergio Vargas. El atinado vestuario es diseño de Mireya Alatriste y María Estela Fernández. La iluminación es provista por Martín Figueroa y Anastasio García.
 
Recomendamos ampliamente Los Volúmenes del Hombre, las Formas del Genio por ser un montaje de gran realismo en un marco pocas veces ligado al teatro que transporta al espectador a una atmósfera extraordinaria donde habrá de confrontar el lado humano de personalidades que dejaron huella en la historia escultórica mundial.
 
Los Volúmenes del Hombre, las Formas del Genio
se presenta en la Sala Julián Slim del Museo Soumaya
ubicado dentro de la Plaza Loreto
en Río Magdalena y Revolución – San Angel
los sábados a las 7:30 p.m.
♦ El cupo es limitado, por lo que es conveniente hacer reservación previa 
para Visita Dramatizada a los teléfonos:        5616 37 31 ó 56 16 37 61
 






 
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