ÁGORA TEATRAL
  EL OTRO EINSTEIN
 
EL OTRO EINSTEIN
de Andrés Roemer
Teatro Telón de Asfalto, Enero 2010
Autopsia emocional de Einstein hecha por sus tres mujeres.

Texto y Fotografía:
Salvador Perches Galván

 
 
"Soy en verdad un viajero solitario,
y los ideales que han iluminado mi camino
y han proporcionado una y otra vez
nuevo valor para afrontar la vida han sido:
la belleza, la bondad y la verdad."
Albert Einstein


 
Albert Einstein sigue siendo una figura mítica de nuestro tiempo; más, incluso, de lo que llegó a serlo en vida, si se tiene en cuenta que su imagen se ha visto elevada a la condición de icono, como lo es en la obra de Andy Warhol, por encima de ídolos de la canción y astros de Hollywood.
Sin embargo, no son su genio científico, ni su talla humana los que mejor lo explican como mito, sino, quizás, el cúmulo de paradojas que encierra su propia biografía, acentuadas con la perspectiva histórica. Al Einstein campeón del pacifismo se le recuerda aún como al “padre de la bomba”; y todavía es corriente que se le atribuya la demostración del principio de que “todo es relativo”.
Tímido y retraído, el pequeño Albert fue un niño quieto y ensimismado, que tuvo un desarrollo intelectual lento, con dificultades en el lenguaje y dificultad para aprender en sus primeros años escolares; apasionado de las ecuaciones, cuyo aprendizaje inicial se lo debió a su tío Jakov quien lo instruyó en una serie de disciplinas y materias, entre ellas álgebra, lo que le permitió llegar a temprana edad a dominar las matemáticas. Dotado de una exquisita sensibilidad que posibilitó el aprendizaje del violín, Albert Einstein fue el hombre destinado a integrar y proyectar, en una nueva concepción teórica, el saber que muchos hombres de ciencia anteriores prepararon con laboriosidad y grandeza. El propio Einstein atribuyó a esa lentitud el hecho de haber sido la única persona que elaborase una teoría como la de la relatividad: “un adulto normal no se inquieta por los problemas que plantean el espacio y el tiempo, pues considera que todo lo que hay que saber al respecto lo conoce ya desde su primera infancia. Yo, por el contrario, he tenido un desarrollo tan lento que no he empezado a plantearme preguntas sobre el espacio y el tiempo hasta que he sido mayor”.



 
En un viaje vertiginoso por la vida de Albert Einstein, apuntaremos que nace en Ulm, Alemania el 14 de marzo de 1879, en 1896 inicia sus estudios superiores en el Instituto Federal de Tecnología de Zurich. En 1901 adquiere la nacionalidad suiza, al año siguiente ingresa como funcionario en la Oficina Federal de Patentes en Berna. En 1903 contrae matrimonio con Mileva Maric, con la que tendrá dos hijos. En 1905 publica sus primeros artículos en los que aborda los campos del movimiento browniano, el efecto fotoeléctrico y la relatividad especial. En 1909 consigue su primera plaza de profesor titular en la Universidad de Zurich. Para 1913 es nombrado director del Instituto de Física Kaiser Wilhelm en Berlín. En 1916 publica la Teoría general de la relatividad. El último año de esa década, divorciado de Mileva, contrae matrimonio con Elsa, una prima suya. Al año siguiente conoce a Leo Szilard, con quien desarrollará inventos como un frigorífico y una bomba electromagnética sin piezas móviles. En 1919, junto con la gloria también se hizo presente el dolor, en poco tiempo había perdido a su hijo Eduardo y fallecían dos de sus hijas: Ilsa y la que había tenido con su primera esposa. En 1921 recibe el Premio Nóbel de física, en 1933 abandona Alemania y vive exiliado en Francia, Bélgica, Reino Unido y Estados Unidos, país este último donde es recibido con entusiasmo. Allí será catedrático de física teórica en el Instituto de Estudios Superiores de Princeton. En 1936 envía una Carta a Roosevelt en la que le solicita emprender un programa de investigación sobre la bomba atómica. En 1940 adopta la nacionalidad estadounidense. En 1945 se retira de la docencia para poder desarrollar con exclusividad sus investigaciones teóricas y diez años después muere en Princeton (EE.UU.), el 18 de abril de 1955.

 
 
 
Las contradicciones que pueden rodear una vida rica en experiencias, son abordadas por Andrés Roemer en la obra El otro Eisntein, que volvió al escenario del Teatro Telón de Asfalto, para, en breve, partir a Europa, donde ha sido solicitado el montaje, luego de una temporada en el mismo escenario y su exitosa presentación en León, en el marco del ultimo Festival Internacional Cervantino.
Raúl Quintanilla, psiquiatra, actor y director escénico nacido en Mazatlán, Sinaloa, estudió la carrera de Dirección en el Centro Universitario de Teatro y es maestro de actuación desde hace 22 años. Como director ha estado al frente de 26 puestas en escena: Playa azul, Los negros pájaros del adiós, El criminal de Tacuba, Corazón demediado, Música, Campo de plumas, Susana y los jóvenes y Fotografía en la playa, entre otras, para ahora enfrentar el reto de la puesta en escena de un texto muy poco dramático y si muy verborreico y didáctico El otro Einstein. De autores extranjeros ha dirigido María Estuardo, de Friedrich Schiller, Vestir al desnudo, de Luigi Pirandello, Crímenes del corazón, de Beth Henley, El Cartero, de Antonio Skármeta, Cena entre Amigos, de Donald Margulies. La casa suspendida de Michel Tremblay y Fresas en Invierno de Evelyne de la Chenelière .



En palabras de su director, Raúl Quintanilla: “
En El otro Einstein se intenta dibujar en rasgos gruesos, eso que sabemos todos  del gran personaje, que es una auténtica procesión de acontecimientos dolorosos, la vida de un ser humano a través de lo que recuerdan de él;  el terrible ejercicio de hacer chocar, lo que uno piensa que es, contra lo que los demás piensan que uno es. Mileva Marić (la primera esposa) afirmó que ella era coautora y cómplice de la famosa teoría firmada por Einstein. Elsa Lowenthal (su segunda esposa) conoció palabras de él jamás pronunciadas a otras personas. Helen Dukas (su asistente incondicional) persistió hasta la muerte en luchar por conservar y cuidar el legado de Einstein.
Dos o más interpretaciones sobre el mismo caso, pueden ser igualmente válidas, pero no ser la verdad; el misterio, la interrogación, siempre estarán junto a lo que se diga de una persona. A fin de cuentas, como lo dijo alguna vez el escritor Sergio Pitol: “Uno es una suma mermada por infinitas restas”.
 

 

 
En el texto, su autor pretende dar a conocer la faceta oculta de, el otro Einstein. La de su vida privada, la desconocida, la de sus congéneres la de sus familiares, la de la relación con sus parejas, con sus pasatiempos, con sus secretos, con sus espejos. Revela vivencias generalmente silenciadas. El sentido es: ¿cabe preguntarnos por que una obra de el otro Einstein? y ¿por qué es relevante para el espectador? la obra invita a cuestionarnos sobre nuestro propio otro yo: luces y sombras desdibujadas por nosotros mismos -o en el caso imaginario- por los seres que han convivido con lo nuestro de manera mas cercana.
Andrés Roemer es autor de más de 18 libros de diversos temas, como: felicidad, arte, sexualidad, amor, agua, futbol, derecho, economía, crimen y psicología evolutiva, entre otros. Ha sido merecedor de varios premios. La relación de Albert Einstein con las tres mujeres más cercanas a su vida, es el hilo conductor de la obra teatral El otro Einstein, con la que Andrés Roemer debutó como dramaturgo.
Dedicado al fallecido dramaturgo Víctor Hugo Rascón Banda, el texto, invita al espectador a conocer al célebre personaje más allá de las fórmulas matemáticas y las teorías que lo hicieron inmortal. Al conocer el personaje científico Roemer, se percató de que la vida privada de éste estaba perfectamente estructurada para ser una obra de teatro.
En El otro Einstein el autor plantea obra de teatro en donde la revista Time estudia quién es la persona más influyente en el siglo XX y cómo se tomaría la decisión para designarla, para lo cual se deberá entrevistar a las personas mas cercanas a los candidatos, entre los cuales, por supuesto, esta el padre de la relatividad y por ende, las tres mujeres aludidas, su primera y muy resentida esposa, Mileva Marić; la segunda y muy leal mujer y prima, Elsa Lowenthal; asi como su asistente incondicional, Helen Dukas.
El debutante dramaturgo afirma que se apasionó con el tema leyendo el periódico The New York Times, donde se descubren pasajes amorosos de Albert Einstein, después descubrió tres libros apasionantes, donde se enteré que Einstein tuvo una hija ilegítima llamada Lieserl, a quien dio en adopción, así como que procreó un hijo que al cumplir 22 años, ya no volvió a ver, y que se casó con su prima Elsa.



 
Poco sentimental y muy racional en sus relaciones personales, Einstein fue un hombre que, sólo cuando murió su papá develó que había una relación importante con él, pues fue el primero que lo metió a la ciencia.
Pese a adolecer de muy poca acción dramática y abusar de mucha palabra, cual conferencia didáctica en torno a este relevante hombre del siglo XX, con trascendencia inmortal, la obra cuenta con la acertadísima dirección del maestro Quintanilla, preocupado por la palabra en escena, por la palabra como parte del teatro y ofrece un espectáculo intenso e interesante, gracias, también, al excelente desempeño histriónico de sus tres maravillosas actrices: Verónica Merchant como la amargada y resentida Mileva Marić, la bella y siempre eficaz Verónica se ve vieja y fea, cojea y destila veneno en su excelente desempeño. Elsa Lowenthal esta encarnada por Claudia Lobo, a diferencia de Mileva, Elsa es una mujer positiva, elegante y sofisticada y la actriz le brinda esas cualidades, mas, por supuesto toda la carga interna del personaje. Finalmente Dora Cordero presta su cuerpo, su energía, su voz y su pasión a Helen Dukas, quien fue la mujer mas cercana al genio, y a quien prometió preservar su imagen intacta aun después de su muerte. Ellas ejecutan una autopsia emocional de Einstein hecha por sus tres mujeres.
En escena acompaña a las actrices el violinista Francisco Lledías, quien interpreta poco mas de media docena de piezas para el citado instrumento, seleccionadas por el mismo, yen donde incluye una que, se dice, le gustaba mucho al doctor Einstein, pero que debido al nivel técnico y virtuosismo que se requiere para su ejecución, él jamás llegó a tocarla.
Las deficiencias del debutante dramaturgo se ven solventadas por un muy eficaz equipo en escena, comandados por el maestro Quintanilla, en esta propositiva producción de Azteca Teatro.
 
 
 
 
 
 
 
Recomendable
El otro Einstein, de Ándres Roemer
Dirección Raúl Quintanilla
Actuación: Dora Cordero, Claudia Lobo, Verónica Merchant, la interpretación musical en vivo de Francisco Lledías
Teatro Telón de Asfalto. Perpetua No 4, col. San José Insurgentes. Metrobus Teatro Insurgentes.
Viernes 20:30 hrs., sábado 18 y 20:30 hrs. Y domingo 18 hrs.
 
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