ÁGORA TEATRAL
  INCENDIOS
 

INCENDIOS
Teatro Benito Juárez, Febrero 2010

 



Texto y Fotografía:
Salvador Perches Galván


Terrible camino que a menudo hace falta recorrer para llegar a uno mismo.
 
 

Hugo Arrevillaga vuelve a uno de sus autores favoritos, el libano-franco-canadiense Wajdi Mouawad, para ofrecernos el estreno en nuestro país de Incendios, segunda parte de la tetralogía La sangre de las promesas, cuya primera parte Litoral, fue estrenada por el propio Arrevillaga y su compañía Tapioca Inn en el 2006, y, estamos de placemes, ya que el talentoso director prepara actualmente Bosques, tercera parte de la obra monumental de Mouawad, que es como un gran mural de la historia reciente, lamentablemente, del Líbano, y que podremos disfrutar en breve.

 

La voluntad de transmitir la memoria, el deseo y la frustración por las promesas incumplidas de una humanidad que se desgarra en los conflictos bélicos, es, La sangre de las promesas, un viaje en cuatro escalas que empezó el año 1997 con la presentación de Litoral y que siguió con Incendios, seis años después y, continuó, con Bosques a esta le sucede Cielos. La juventud permite mantener la fuerza, el humor y el encanto de Litoral, que lleva al protagonista a enterrar a su padre a su país de origen, procediendo de Quebec. Incendios supone un eco, con la historia de unos chicos que buscan el origen mediterráneo de su madre muerta, en un contexto de violencia fratricida. Bosques mantiene la tensión, con una historia de ida y vuelta durante el siglo XX entre los continentes americano y europeo, a esta le continúa Cielos, para cerrar el quinto círculo del infierno, como el viacrusis de Dante.

Con respecto a estos espectáculos, su autor afirma que quiere que estén desconectados de toda situación política, pero anclados en la política del dolor humano.


El resultado que persigue Mouawad, cuyo recorrido vital le ha llevado por tres continentes en un exilio que empezó a los ocho años, en París, con su familia huyendo de la guerra civil libanesa y, prosiguió, a los 15, hacia Montreal, porque las autoridades francesas no le concedieron la carta de residencia. Uno de los hilos conductores de este tour de force es Emmanuel Schwartz, con quien Mouawad ha fundado dos compañías a un lado y otro del Atlántico.

 

Estrenada en el marco de la 4º Muestra de Artes Escénicas de la Ciudad de México, Incendios es una historia que, como cebolla, se va abriendo, se va revelando, se va descubriendo capa tras capa, sembrado al final el silencio, exponiendo el misterio de la existencia de los gemelos Julia y Simón, dos jóvenes que acaban de perder a su madre, Nawal, quien decidió permanecer en silencio absoluto los últimos 5 años de su vida y dejar en su testamento, como ultima voluntad, una petición: sus hijos deberán buscar a su padre, que creían muerto, y a su hermano, de quien ni siquiera sabían de su existencia, para entregarle a cada uno un sobre con una carta escrita por ella. Ahí inicia la búsqueda y la historia, que poco a poco se irá convirtiendo en una vorágine tras la cuál, la vida ya nunca será igual.

 

Tal como lo hicieron los griegos, el autor Wajdi Mouawad –ganador del premio del Gobernador de Canadá (máxima distinción literaria en aquel país) y Caballero de las Artes en Francia- de quien la compañía Tapioca Inn ha traducido 8 obras y llevado a escena 5-, logra con su pluma, un teatro poderoso e incendiario, que nos desnuda y nos deja completamente vulnerables, ante la posibilidad de ser atacados por nuestra memoria, por nuestra historia, y ser destrozados por nuestras dudas y nuestros miedos; para después, ser nosotros mismos quienes tranquilicemos nuestro corazón, quedándonos con un sueño de esperanza entre las manos.

 

La Compañía Tapioca Inn, con 7 años de experiencia, 11 puestas en escena y un claro objetivo de auto generar y producir proyectos teatrales poderosos, se interesó en este texto, y después de llevar a cabo la traducción –apoyada por el Consejo de las Artes de Canadá- y de presentar una lectura dramatizada del texto durante la 7ª Semana Internacional de la Dramaturgia Contemporánea, decidió llevar a cabo la producción de la pieza con el decidido apoyo de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México a través de su Sistema de Teatros y de su titular, Nina Serratros, siempre dispuesta a arriesgar apoyando proyectos como este.

 

Wajdi Mouawad nacióen un desolado panorama bélico en Líbano en 1968, siendo, en sus propias palabras; libanés de infancia, francés de pensamiento y québécois de formación teatral. Eso es lo que le pasa a alguien que pasa su infancia en Beirut, su adolescencia en París y se hace adulto en Montreal.

 

Descubierto en el Festival de Teatros francófonos de Limoges (Francia) en 1994, Wajdi Mouawad pertenece a la nueva generación de figuras del teatro que están transformando la escena francófona gracias a una gran fuerza imaginativa y a una escritura de extraordinaria calidad. Graduado por la Escuela Nacional de Teatro de Canadá ha escrito, adaptado, traducido, actuado y dirigido obras para públicos de todas las edades. Fundó con Isabelle Leblanc el Théâtre Ô Parleur, como su nombre lo indica, con el fin de celebrar el lenguaje y las ideas y mandarlos a viajar. El autor afirma que si tuviera un saco para golpear no escribiría más.

 

Escritor, actor y escenógrafo, este libanés instalado en Quebec desde los 16 años, logro un destacado lugar en Montreal con sus adaptaciones y sus puestas en escena claramente modernistas de los grandes clásicos del teatro occidental, antes de su consagración en Francia, en Limoges (1998) y en el Festival de Aviñón (1999) con su obra iniciática Litoral, busca su inspiración en la experiencia dolorosa de la guerra y del exilio.

 

Litoral le valió el Premio del Gobernador General en 2000, el premio Molière, galardón de teatro francés, al mejor autor francófono. En enero de 2002, el gobierno francés le concedió el título de caballero de la Orden Nacional de las Artes y de las Letras para el conjunto de su obra. Del 2000 al 2004, fue director artístico del Teatro de Quat' Sous.

 

En 2005, Mouawad funda en Quebec con Emmanuel Schwartz Abé, Carré cé carré y en Francia El Cuadrado de la hipotenusa, ambas, estructuras de creación que corresponden a los dos lados del Atlántico, emblemáticas de una aventura teatral franco-québécoise. A partir de 1991, dirige sus propios textos - Con los que sueñas, Litoral, Willy Protagoras encerrado en el baño, Sueños, No es la manera que se imaginan como Claude y Jacqueline se encontraron (co-escrita con Estelle Clareton) e Incendios. También dirige textos de otros autores, incluidos Shakespeare, Sófocles, Euripides, Frank Wedekind, Pirandello o Chéjov.

 

Incendios, como su antecesora Litoral, también explora los traumatismos y los tormentos de las guerras contemporáneas (Oriente Medio), relacionándolos con historias muy antiguas de odiseas, de incestos y de revueltas de la conciencia individual contra las leyes humanas.

 

Incendios es una tragedia moderna, una relectura del clásico Edipo, que mezcla con ironía y desesperanza, la prima de que, por más que se huya del destino, este, tarde o temprano hará acto de presencia. La trama sin perder su poderosa y devastadora vigencia, sigue emocionando al público del mundo.

 

Wajdi Mouawad es un incendiario. Es un gran fuego que, como el ave fénix renace de sus cenizas. Incendios habla de ese renacer, de fuegos que a veces hay que sembrar, del terrible camino que a menudo hace falta recorrer para llegar a uno mismo.


Una mujer acaba de morir y abre la puerta de su silencio y sus secretos. Deja a sus hijos gemelos un traje de tela verde, un cuaderno rojo y dos sobres que son como dos cajas de Pandora de las que surgen males y maravillas, y cuyo contenido lea va a arrastrar a una fabulosa odisea, hacia un continente lejano, hacia un pasado desconocido, hacia un segundo nacimiento.

 

El mensaje de Wajdi Mouawad, sugiere que en Líbano el odio es un instrumento de identificación personal a través de la religión y la cultura comercial americana caduca. Sus protagonistas jóvenes no tienen raíces bien definidas. Es así como los gemelos se embarcan en una odisea que los llevará de un lado al otro del mundo, del presente al pasado y de la violencia del mundo al incendio del alma, en su odisea, en su viaje, descubren su dolorosa historia familiar, y, en el desenlace descubren por fin la felicidad.

 

Los hermanos se reencuentran con su pasado, conocen a su padre y conocen a su hermano. Y el final es sobrecogedor.


La infancia es "un cuchillo clavado en la garganta”.Teatro puro en el escenario. Teatro puro, donde no hay un sólo objeto que no tenga un sentido, que cada vez que se conoce un nuevo dato es más desolador: la nariz de payaso que la parturienta dejó entre las ropas del neonato antes de que se lo arrebataran porque era el único regalo que recibió del amor de su vida; el número 72, el de "la mujer que canta", sistemáticamente torturada y violada.

Siete actores excepcionales para una treintena de papeles diferentes, una dirección excelsa, que sabe contar las historias paralelas que se van cruzando en el escenario con una sabiduría infinita. Hugo Arrevillaga, con la sensibilidad que solo el tiene en los escenarios mexicanos, logra traducir la brutalidad del texto que lo mismo habla de “pecados”, que de traiciones, de lo absurdo de la guerra, que de la violencia como resultado de la misma; de la muerte, la mentira, el silencio, que, de tortura, violaciones, pero también de perdón y de redención, en una puesta en escena cargada de poesía y de imágenes de una belleza indescriptible, la puesta en escena no es una ilustración al poderoso texto de Mouawad.

 

Wajdi Mouawad define su concepto del teatro: ´´En un mundo occidental donde reina una creciente irresponsabilidad ante las palabras y los símbolos, el teatro puede, como cualquier otra forma de belleza, volverse un espacio donde el despertar aún es posible, donde todavía está permitido escapar, juntos, espectadores y actores, de la somnolencia de lo cotidiano: intentar despertarnos de nuestra vida adormecida´´. 

 

Sin duda alguna, tal y como lo afirmara Maquiavelo, la principal cualidad de El Príncipe debe ser la de rodearse de los mejores, y este caso aplica perfecto para Arrevillaga, quien ha conjuntado a un equipo de creativos verdaderamente excepcional. El talentoso director ha conformado su reparto combinando actores y actrices de amplia trayectoria en México, todos ellos excepcionales: pero, sin duda, el portento de actriz que es Karina Gidi, una actriz verdaderamente fuera de serie, memorable en su brillante interpretación de Nawal encabeza el elenco; Concepción Márquez, Pedro Mira, con actores permanentes de la Compañía Tapioca Inn: Rebeca Trejo, Mauricio Garmona y Alejandra Chacón y jóvenes que comienzan a destacar en el medio artístico, como Jorge León y Guillermo Villegas.

 

Incendios cuenta con Auda Caraza y Atenea Chávez, a cargo del diseño de escenografía e iluminación, y. con solo 7 rusticas mesas de madera e igual cantidad de sillas, colocadas junto a las ocupadas por el público, logran crear diversas y múltiples atmósferas, en el viacrucis de Nawal y de sus hijos; Mario Marín del Río es el responsable del diseño de vestuario; Ariel Cavalieri y Carla Borghetti son los creadores de la música original y la musicalización; Manuel Monroy de la ilustración y Miguel Durán en el Diseño Gráfico.

 

Un montaje memorable, tan devastador como poético, tan violento como conmovedor, tan austero y minimalista como espectacular.

 

 

Somos casas habitadas por un inquilino del que no sabemos nada.

Teatro, en este sentido, rima con piromanía.

La obra de arte está aquí, en este espectáculo

visto como un fuego que obliga al inquilino que hay en mí

a darse a conocer, a revelar su identidad a la casa que soy yo

para que, corriendo por todas partes,

abra por fin las puertas en las que se encierran los tesoros más íntimos

y más trastornadores de mi ser.

La obra de arte como un gesto de guerrero que libra en mí

un combate en el que yo soy a la vez el terreno,

el enemigo, el arma y el combatiente.

Entrar en guerra para una guerra interior.

Estar en guerra para liberar los buitres y las hienas

que sabrán devorar la carroña que se cree viva en mí:

La comodidad de mi situación bien cómoda que vive en la trasera,

gracias a la sangre de los otros.

¡Estremecimiento, estremecimiento!

La sangre de la poesía en la garganta.

Abrir por fin las ventanas a riesgo de romper los cristales.

No hay "bienvenida" en este programa, ni "gracias", ni "besos",

nada, es decir, nada más que unas envidiosas palabras del poeta

en sus intentos a menudo fracasados para reencontrar,

de espectáculo en espectáculo y gracias a los artistas,

una vida a la vez sabia y salvaje.

Wajdi Mouawad

 

 

 

 

 

 “El teatro es de todos. Asista”

 

Deje todo y corra a verla

Incendios, de Wajdi Mouawad

Dirección: Hugo Arrevillaga

Actuación: Karina Gidi, Pedro Mira, Alejandra Chacón, Mauricio Garmona, Concepción Márquez, Jorge León, Rebeca Trejo, Guillermo Villegas.

Teatro Benito Juárez.

Villalongín 15, Col. Cuauhtémoc. Metrobús parada Reforma

En febrero sábados y domingos. A partir de marzo y hasta el 11 de abril de viernes a domingo. Viernes: 20:00 Hrs. Sábados: 19:00 Hrs. Domingos: 18:00 Hrs












 
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