La actuación de Miri Higareda es totalmente adecuada a la época y a las circunstancias de una niña que vivió durante dos años con el temor de ser descubierta junto con su familia, los matices de su actuación realmente nos llevan de la angustia real a la efímera alegria y qué decir de la actuación de Jana Raluy en el papel de la madre de Ana, resulta muy interesante ver a Jana transformándose de un mujer tolerante y condescendiente en la más cruel castigadora de los errores humanos.

Una de las grandes aportaciones que hace OCESA  al teatro es apoyarse en los mejores para lograr obras espectaculares, en este caso me refiero a la escenografía de Violeta Rojas que logra una ambientación realista cuidando los más mínimos detalles como el librero que oculta el escondite o las cortinas que son las paredes de las habitaciones improvisadas.

El diario de Ana Frank cumplió 200 representaciones y la develación de la placa corrió a cargo de  Martha Higareda y Ernesto D’Alessio. El acto fue emotivo, marcado por la hermandad de Martha y Miri pero también por las palabras de Morris demostrando lo especial que es esta obra en su carrera.