©2009 Ricardo Gutiérrez Chávez
En numerosas ocasiones me he dado cuenta que muchos actores o actrices de monólogo se encierran en su camerino antes de la función para concentrarse en el personaje que van a representar, pero en este caso, donde se requiere dar vida a siete personajes, me imagino que el poder de concentración debe multiplicarse, sin embargo, vemos a Pilar Boliver desarrollar esta obra con tanta fluidez que pareciera que, por su talento, no requiere de gran esfuerzo. De acuerdo a la opinión del autor Robert Hewett, “La rubia, la trigueña y la pelirroja vengadora” no es un monologo sino una obra de siete personajes interpretados por una sola persona, de cualquier forma es de admirar la entrega con la que Pilar Boliver desarrolla este texto de autor australiano adaptado a la idiosincrasia latina.
El titulo de la obra genera expectativas que se van transformando, esperando el vodevil, nuestro ánimo cambia desde que entramos al foro y vemos una escenografía bastante simbólica, donde las puertas nos llevan a atmosferas diferentes y donde también los puntos de vista sobre un hecho son diferentes.
Todo gira alrededor de un adulterio y un asesinato ocurrido por culpa de un helado tirado en el suelo, porque por supuesto que fue el helado el culpable, ni la esposa pelirroja engañada que pierde la razón impulsada por la morbosidad de la vecina trigueña entrometida, ni el patán del marido, ni la rubia candorosa, tuvieron la intención de hacer daño alguno, sin embargo las circunstancias orillan a estos personajes a cometer actos que nos dejan una importante reflexión: todas nuestras acciones repercuten directa o indirectamente en nuestro cosmos; y aún mas vemos que las emociones se degradan hasta llegar a límites de locura donde lo cómico de una caída es la tragedia de una familia.
La cantidad de personajes sugieren que la caracterización debe ser muy dinámica y obviamente las pelucas son elementos clave para lograr la personalidad de los involucrados a los que da vida una sola actriz, que por supuesto requiere ser una artista.
